jueves, 13 de noviembre de 2008

Etica en la posmodernidad VI

Yo me pregunto, ¿cuál es el sentido o la trascendencia humana que tiene la conducta moralmente aceptable? Y me respondo que la ética tiende a resguardar, proteger el bien común. Es como una ley que está por encima de las individualidades, de las etnias, de las épocas, de los sueños y de los planes macroeconómicos. Y cuando tengo que pensar ¿cuál es la ética de la posmodernidad?, mi respuesta es una contradicción: la ética de la posmodernidad está en sentido contrario de la naturaleza humana y sus potencialidades.
El capitalismo feroz, salvaje, asesino. El imperialismo, magnífica idea de resentimiento, el plan maestro para el exterminio. El subdesarrollo, las migraciones, el desequilibrio, la espantosa-increíble-inhumana pobreza que todo lo transforma.
Este es el misterio detrás del show: para cerrar las bocas, ahogar los gritos, dormir las conciencias y agusanar las voluntades. El posmodernismo inventó la universalización de la civilización occidental por medio de la propagación masiva de sus modelos como arquetipos y la tendencia de desprecio y la aniquilación de lo diferente, de lo nuevo, de lo raro, hasta de lo igual.
Es la carrera por la supremacía de algunos que dominan, no humanamente, sino bestialmente. No están en juego las virtudes, sino el poder para lograr ser uno sobre todos y son esos todos, los que al ser despojados de su sentido vital, traspasan su energía, su pasión y su lugar bajo el sol a aquellos que los dominan y lo hacen casi siempre sin pelear, sin rebelarse.
Creo que el posmodernismo es donde la rueda de la vida, de la selección natural, dio su giro completo y luego de creado el círculo de la perfección; la trascendencia, comenzó a caer otra vez hacia el abismo.
El más grande-tecnológico se deberá a los millones de pequeños-subdesarrollados. De nada sirve el arte, el culto a los muertos, la pinza táctil, el andar bípedo, la poesía.
Pero la memoria es la salvación, porque es la que te dice no soy uno, soy el otro que está a mi lado, el que me oprime-me ignora y me nombra. Todos son los recuerdos y es la salida.


Romina Tellini
2º 8º TT Comunicación, Arte y Diseño

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