lunes, 10 de noviembre de 2008

Sobre la cultura del esfuerzo de Tomás Abraham II

Después de haber leído el artículo descubrí que si bien considero acertados algunos puntos de vista del autor, hay otros que personalmente no comparto.
Creo que ninguna persona podría considerar la violencia como consecuencia de un conjunto de genes de un juego haploide de cromosomas presente sólo en la etnia argentina. En todo caso, si la violencia realmente estuviera determinada por un genoma, este estaría presente en un conjunto de personas con carecterísticas fisiológicas específicas independientemente de su nacionalidad. Por eso estoy de acuerdo con la postura del autor de que la violencia es, ni más ni menos, que el efecto causado como respuesta de una clase socioeconómicamente desaventajada hacia una sociedad que la margina constantemente.
A la vez considero que sí los juegos de computadora y las imágenes bélicas (que constantemente son exhibidas en los medios masivos de comunicación), afectan a los jóvenes. Quienes acaban creyendo que es completamente normal aplicar la filosofía maquiavélica: “el fin, justifica lo medios”, llevándola al extremo de, por ejemplo, golpear a una profesora para evitar reprobar una materia. Obviamente estoy de acuerdo con que esto no pasaría si las, en el texto mencionadas, estructuras de contención fueran una realidad aplicada a todos los jóvenes.
También estoy de acuerdo con que la escuela tiene como funciones principales como la generación de conocimientos y el desarrollo cognitivo de los estudiantes, pero recalco que tan importante como eso (o incluso todavía más importante), es que las escuelas preparen a sus alumnos para insertarse en una sociedad. Para la cual, y por la cual, deberán trabajar desde el dia en que se inserten en ella.
Por otro lado creo que no solo los adolescentes se encuentran a la intemperie, sino que, desde mi punto de vista, la sociedad toda se halla en esta situación. Ya que son muchísimos los adultos que, al menos en la Argentina, no pueden satisfacer sus necesidades básicas por no llegar a cubrir los requerimientos mínimos que hoy en día se solicitan para acceder a una entrevista de trabajo.
Obviamente se han bajado los niveles de exigencia a nivel general en las escuelas, pero no sé si esto debiera ser atribuido a la solidaridad con los alumnos de menos recursos. A mi entender esto también es un recurso que los maestros emplean para no perder sus trabajos, ya que si demasiados alumnos repiten o abandonan sus estudios por no poder aprobar las meterias, serían cada vez menos los alumnos por curso (y si esta cantidad no alcanza el mínimo el curso se cierra y el profesor pierde las horas y, por ende, el sueldo que estas le representen).
Tampoco creo que sólo a “los pibes” se les deba dar lo mejor de cada uno de los adultos que los rodean. Yo creo que, dar lo mejor de nosotros mismos en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida cotidiana y, más aún en las relaciones con las demás personas, es la más efectiva forma de luchar contra la violencia.
Para terminar me gustaría aclarar que, según mi modo de verlo, todos sabemos que existen soluciones para muchos de los problemas que atacan a nuestra sociedad, pero que nadie quiere ser quien se “ensucie las manos” para solucionarlos.



Cristian Adrián Tufillaro
2º 7º TT Comunicación, Arte y Diseño

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